En tu última columna, en el portal Asís Digital,
analizaste el conflicto entre Alberto Fernández y la Corte. ¿Cuál es tu
análisis al respecto?
Es una cuestión de poder. La Corte es el organismo cautelosamente más
burocrático, lento y conservador. Para que avance la Corte sobre el Ejecutivo,
el Ejecutivo tiene que haber derrochado ostensiblemente el poder, o algo
más grave, nunca haberlo ejercido.
El problema no es un conflicto de poderes, es que no hay
poder. Néstor Kirchner hizo con la Corte cosas infinitamente
peores de las que pretende hacer Alberto, pero las hizo en un momento de su
construcción personal en el que podía hacer cualquier cosa, y todos los medios
celebraban “el fin de la Corte adicta”, y todo ese tipo de cosas.
Si se te atreve la Corte Suprema, ponete una fiambrería. No
tiene sentido atacar a la Corte en vísperas de una campaña
electoral. Borges dice que las únicas causas dignas que debe defender un
caballero son las causas perdidas. Como es una causa perdida, yo no sé cuál es
el sentido de atacar y generar este conflicto.
Hoy es tan tonto e inútil atacar a la Corte como defenderla.
Casi es complemento de la misma imposibilidad de convivencia. Pero también la
oposición hace otra cosa similar al ataque a la Corte. Ponerse a atacar a la
CELAC por sus presencias. Es un dislate preocupante, firmado por algunos
especialistas en geopolítica y diplomacia.
El sentido es obvio: estampar a este oficialismo con la
caricatura de Chávez, Cuba y Ortega, cuando, en la práctica, el que gobierna es
Massa y el que atiende la administración es Manzur. Y entre Manzur y Massa hay más capitalismo fuerte y sólido que en todo
Juntos por el Cambio.
El rol de la vicepresidenta en las elecciones
¿Cree que Cristina Kirchner va a cumplir en no presentarse
como candidata?
Por supuesto, y es un acierto. El gran acierto de
Cristina fue haber elegido a Alberto como candidato. Terminó en un
desastre todo, aunque Alberto Fernández lo presenta como una epopeya.
El otro acierto es tomar distancia de su candidatura.
Argentina no está para que vuelva a ser dirimida entre Cristina y Macri. Hay
otra generación de referentes, como diría Pichetto, “los suplentes”, que están
en mejores condiciones para tener un diálogo verdaderamente civilizado.
Argentina desaprovecha un momento histórico por la necedad estructural de su dirigencia.
Los nuevos referentes políticos en Argentina
¿En esa generación de “los suplentes”, o, como la denomina
Larreta, la generación del ‘23, los dos emergentes principales serían Sergio
Massa y Horacio Rodríguez Larreta?
Sí, quién gane en el juego de la democracia. Me parece que
ellos tienen un problema con Macri, que es el candidato sin serlo.
Larreta tiene algunas dificultades, pero es el “no
conflicto”. La Argentina desborda de conflictos y lo mejor es tener un
referente que no entre en el conflicto, como pudo ser Scioli o Massa, que
acertadamente no quiere hablar del 2023.
¿Creés que la elección se puede llegar a dirimir entre
Sergio Massa y Horacio Rodríguez Larreta?
Si se diera eso sería síntoma de que estamos en un país con
puentes. Son amigos, hasta trabajaron juntos.
Lo que yo celebro de Larreta es esa tendencia a hablar
del 60% u 70% de consenso en la sociedad. El resto está atado con
algo más débil que el alambre, porque las cuestiones políticas limitan
demasiado.
¿Das por perdida la elección para el Frente de Todos?
Para nada. Esa no hay que creérsela. Uno de los lugares
comunes es que el kirchnerismo se quiere refugiar en la Provincia de
Buenos Aires. En realidad, acá hay alternativas territoriales federales que se
estudian y frentes que se largan para disputar las migas de la panera.
Pero finalmente hay dos grandes fuerzas, Juntos por el
Cambio y el Frente de Todos. Hay un problema que tiene que ver con la
definición de la “doctora” y de La Cámpora, que yo en su momento califiqué como una
“agencia de colocaciones”.
El escenario político de los principales frentes
¿Imaginás que la vicepresidenta tendrá futuro político
dentro del Frente de Todos luego de no ser candidata en 2023?
Por supuesto que tiene futuro político. Sigue siendo la
dirigente más importante. Parece que tienen excesivos temas personales que
personalizan su posibilidad de candidatura. Y el peronismo no está para jugarse
entero por “problemas de hotelería”. Ella tendría que saberlo.
Macri se está moviendo con mucho acierto. En Mar del Plata
se comportó como un estadista. Gracias a Alberto se diluyó su fracaso. Los
ataques de Alberto lo consolidan muy fuerte. Cuando vos tenés un tipo que está
en el último piso y te ataca, incentivalo para que te siga atacando.
¿Creés que Macri podría ser candidato?
Por supuesto. No creo que sea lo conveniente para esa
fuerza. Tienen algunos problemas serios que pueden ser sorpresivos en el marco
de una interna si no se ponen de acuerdo.
El problema es su complemento que arrastra Juntos por el
Cambio, la Unión Cívica Radical. Lo más importante del fenómeno es el
lanzamiento de la candidatura de Maximiliano Abad por la Provincia
de Buenos Aires. Deberían preocuparse el resto de los candidatos de la
Provincia.
Y junto con él Facundo Manes.
Claro. Facundo Manes es una copia perfeccionada de
lo que fue Rodolfo Terragno en los ‘80. Hablaba de las mismas cosas que habla
Facundo Manes hoy, y Alfonsín lo hizo ministro.
Manes ganó la interna radical. La política hay que mirarla
también desde un ámbito territorial. Hay que decirles a los amigos del PRO que
creen que pueden “heredar” fácilmente la Nación, las provincias y mantener la
capital, que es la capital lo que más necesitan conservar.
Te paso el título de mi próxima nota: “la importancia de
conservar el maxikiosco”. La capital es fundamental, y el PRO no puede
perderla.
FM JL