Durante
más de una década, China fue fuente de buenas noticias para Argentina. De la
mano de su incesante demanda de soja y derivados (harina y aceite) para
alimentar a su creciente clase media, el precio de la oleaginosa escaló hasta
superar los 500 dólares por tonelada entre 2011 y 2014.
Argentina, tercer productor mundial y primer
exportador de subproductos, fue uno de los grandes ganadores. En los últimos
años, uno de cada tres dólares ingresados al país por exportaciones surgió del
complejo sojero.
Pero la brisa que soplaba a favor viró se puso
en contra en los últimos meses, producto de dos novedades en los que el gigante
asiático tiene un rol protagónico: su “guerra” comercial con Estados Unidos y
la epidemia de peste porcina africana que afecta a su plantel de 600 millones de
cerdos.
Tales fenómenos, sumados a una producción global
de soja récord, llevaron a que la oleaginosa se derrumbara sin freno en las
últimas semanas. Ayer, luego de que China anunciara nuevos aranceles contra
productos importados desde Estados Unidos, su precio se ubicó por debajo de los
290 dólares en el mercado de Chicago, la menor cifra desde 2006.
“Sobre
una cosecha que se estima este año en 56 millones de toneladas, cada 10 dólares
que baja el precio, el país pierde 560 millones de dólares. En lo que va del
año, la soja ya perdió entre 50 y 60 dólares; es decir, cerca de 3.000 millones
de dólares menos para la economía argentina”, estimó el economista del Ieral de
Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón.
Si se toma este mismo parámetro para Córdoba,
donde la Bolsa de Cereales provincial estima 14,5 millones de toneladas, la
pérdida económica global se situaría en 750 millones de dólares.
Este desplome tiene también impacto en las
cuentas públicas. La soja paga 18 por ciento fijo de retenciones más cuatro
pesos por dólar exportado, lo que equivale a un alícuota total que ronda 27 por
ciento. Esto significa que la caída del precio resta 810 millones de dólares o
37.000 millones de pesos en derechos de exportación.
Según
el analista Enrique Erize, y titular de la consultora agrícola Nóvitas, la
pérdida de valor de la soja comenzó hace un año cuando el presidente
estadounidense, Donald Trump, enojado por el déficit comercial bilateral, le
inició una “guerra” al país asiático. La decisión de Estados Unidos de subir
los aranceles a los productores chinos fue respondida con un aumento de 25 por
ciento en los aranceles a bienes entre los que está la soja estadounidense. “La
oleaginosa no es el motivo de la guerra comercial, si no la víctima. Los chinos
eligieron la soja para pegarle a Trump en la línea de flotación”, subrayó
Erize.
En un año, las negociaciones nunca lograron
avanzar y el conflicto se potenció en las últimas horas, cuando Estados Unidos
anunció más aranceles y China contraatacó con más alícuotas. “Están provocando
una crisis global de todos los granos, no sólo soja. También arrastra al trigo
y al maíz”, completó Pablo Adreani, analista de mercados agrícolas.
La esperanza es que, al no comprar soja en
Estados Unidos, China se vuelque a Sudamérica y eso provoque que la caída de
los precios en Brasil y Argentina no sea tan pronunciada, algo que en la
práctica ya está ocurriendo.
De
todos modos, el problema más grave es la peste porcina que obligaría a China a
sacrificar entre 100 y 200 millones de cerdos. “La fiebre africana va a
liquidar el 15 por ciento de su rodeo y reducirá la demanda de harinas”,
explicó Adreani. “El mercado está shockeado por algo
dramático, que no tiene solución a corto plazo”, destacó Erize.
En caída
Sin piso. La cotización de la soja es la más
baja desde 2006.
U$S 287. Es el precio por tonelada
que llegó a marcar la soja ayer en el mercado de Chicago, casi seis dólares (o
dos por ciento) por debajo del viernes.