“Esto redundará en una mayor optimización de sus
costos y así, mitigar el impacto de los efectos de la crisis en la Sociedad”,
había indicado la compañía en un comunicado firmado por su apoderado, Alberto Ignacio
Grimoldi.
Sin embargo, las
reuniones con el gremio no llegaron a buen puerto y sin pacto con los empleados
comenzó formalmente el achique. Ya emitió varios telegramas de despido y le
ofrece a los empleados indemnizaciones al 50%. La otra opción a los cesanteados
es tomar indemnizaciones al 100% pero en un plan de pagos.
La compañía sufre una
fuerte caída en las ventas producto de la crisis que afronta el país pero
además posee una fuerte deuda en dólares, según un reciente informe de la
calificadora de riesgo Fix que reiteró su nota de “perspectiva” negativa para
la firma porque el 70% de sus cuentas está en moneda extranjera.
“La devaluación
impacta directamente en la rentabilidad de Grimoldi a través del esquema de
importaciones y el pago de regalías por las licencias de marcas extranjeras. El
80% de las ventas del 2018 fueron de productos importados”, agregó un informe
elaborado por la calificadora.
Hasta el momento los
despidos son en las tiendas y no se tocaría el personal de fábrica. De hecho,
el objetivo del ajuste es ver cuáles son los locales que ya no son rentables y
eliminar puestos de trabajo de aproximadamente el 10 por ciento de la
plantilla.
La empresa inició sus
actividades en 1895 como fábrica de calzados, llegó a expandirse a Uruguay y desde
la década del 80 comercializa marcas como Hush Puppies, Kickers, Aldo y
Merrell.