Ibar Pérez Corradi, detenido
por tráfico de efedrina, se mandó a hacer una remera con la
leyenda "Programa de Desprotección de Testigos". Él
está bajo la Dirección de Protección de Testigos e Imputados, dependiente del
ministerio de Justicia de Germán Garavano, desde
2016, cuando fue extraditado del Paraguay, donde estaba prófugo. Según contó, Patricia Bullrich le
prometió una serie de beneficios que fueron incumplidos porque “ellos
estaban esperando que diga cosas de Aníbal Fernández que no eran así y se
enojaron por eso”.
A contramano de los beneficios recibido por Leonardo
Fariña que, como denunció su ex abogada, Giselle Robles, a
este medio siguió un "guión" armado para implicar a Cristina
Kirchner en la causa de la obra pública durante su
Gobierno, Pérez Corradi está detenido en Marcos Paz con malas
condiciones de seguridad y en huelga de hambre: “No es que estamos
reclamando excarcelación o domiciliaria. Estamos reclamando comida”,
le dijo a este medio.
Según
se pudo saber, por llamado del ministro Germán Garavano, el
Programa de Protección de Testigos viajó a ver al Pérez Corradi detenido - fue
en junio de 2016 - sin un oficio judicial. Del viaje
participó el Ministerio de Seguridad con la figura de Pablo
Noceti. Ya extraditado, con un impresionante operativo que
incluyó a las fuerzas de la cartera conducida por Patricia Bullrich e
inteligencia, según informó Carlos Broitman, abogado del detenido, el
hombre terminó en el Edificio Centinela, donde fue asistido por el Programa del
Ministerio de Justicia.
“Yo tengo un acuerdo con el Gobierno, yo tengo
un acuerdo con el Gobierno”, confiaron a este medio que
decía Pérez Corradi. El detenido por narcotráfico hacía referencia a un
documento con la firma de la ministra Patricia Bullrich, al que accedió El
Destape, por el cual la funcionaria se
comprometió a “no alojar al imputado en ninguna dependencia del Servicio
Penitenciario Federal o del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos
Aires en la medida que la naturaleza de la información que
pudiera brindar, en el marco de las causas por las que se encuentra imputado en
la República Argentina, amerite la exclusión del régimen habitual de
alojamiento en las dependencias referidas, en resguardo de su integridad”.
Además,
adentrándose en un área que no le compete, ya que es del Ministerio de Justicia, aseguró
“que la Señora María Gladys Delgado Britez (esposa de Pérez Corradi, que lo
visita todos los meses con costos pagos por el Ministerio de Justicia) y sus
cuatro hijos serán acogidos por el Programa Nacional de Protección a Testigos e
Imputados” dependiente de la cartera de Garavano.
“Bullrich se compromete a que no iba a estar nunca en un complejo
federal ni bonaerense”, dijo Pérez Corradi desde la cárcel a nuestra fuente y agregó:
“Parece que, como lo dije en un juicio, que la firma de la Ministra de
Seguridad vale menos que la palabra de una meretriz transexual adicta al paco.
Eso lo dije en un juicio, está la filmación y todo”. Sin embargo, en esas
negociaciones él no tuvo contacto directo con la funcionaria macrista, según
aclaró. En base al acuerdo, reveló: “Ellos estaban esperando que diga cosas
de Aníbal Fernández que no eran así y se enojaron por eso” y agregó que decidió
“no mentir”. En comunicación telefónica, enfatizó:
“Declaré y decidí no mentir”.
Tras
su extradición, Pérez Corradi estuvo alojado en el edificio Centinela, en
Retiro, donde dijo haber estado más tranquilo porque no tenía que codearse con
el personal del Servicio Penitenciario, pero luego fue trasladado al penal de
Marcos Paz donde, hace una semana, está en huelga de hambre junto a otros
Testigos Protegidos: “Estamos los tres testigos
protegidos en huelga de hambre porque la comida que mandan acá no se pude
comer y a las visitas nuestras no las dejan pasar con
comida. A mí, en particular, no me traen mi visita hace dos meses”. Y agregó: “No
es que estamos reclamando excarcelación o domiciliaria. Estamos reclamando
comida”.
Incluso, remarcó que tampoco
están protegidos: “La seguridad que
tenemos es como de castigo. O sea, un preso normal secuestra al encargado, le mete
una puñalada. Bueno, al preso que hace eso lo mandan al pabellón de castigo,
que es el pabellón 7, donde estamos nosotros, todos saben que estamos acá. Y en
el pabellón de castigo están encerrados todo el día y los dejan salir una hora
por día. Así nos tienen a nosotros, a
mi hace dos años”. El castigo por no declarar como el Gobierno esperaba.
Fuente: Eldestapeweb.