Los escombros fueron encontrados por el buque canadiense Horizon Arctic, que es un vehículo de exploración remota (ROV, por sus siglas en inglés). Al momento del anuncio no se tenía seguridad de que los restos le pertenecieran al submarino de la empresa OceanGate, pero, finalmente, expertos confirmaron que, en efecto, son parte de la nave.
De acuerdo con la información de David Mearns, experto en buceo y amigo de dos de los tripulantes a bordo del sumergible, los residuos corresponden al “tren de aterrizaje y una cubierta trasera del sumergible”.
Sobre el descubrimiento, el ingeniero técnico naval Alejandro Vilches Alarcón explicó en entrevista para El Mundo que dichas piezas son la confirmación de una “implosión en el submarino”, es decir, una explosión hacia adentro, debido a la presión ejercida por el agua. Además, agregó que de haber ocurrido dicho escenario, los tripulantes habrían muerto en ese instante.
Cabe mencionar que las reservas de oxígeno, que eran para 96 horas, llegaron a su límite hace, aproximadamente, seis horas. Sin embargo, expertos apuntan que la medida lograría ampliarse si los navegantes tomaron las medidas para conservar el aire respirable.
Lamentablemente, el contralmirante de la Guardia Costera de Estados Unidos, John Mauger, confirmó la muerte de los cinco tripulantes en una conferencia de prensa la tarde del 22 de junio. Por el momento, no han confirmado que vayan a recuperarse los cuerpos de Stockton Rush, Paul-Henry Nargeolet, Hamish Harding, Shahzada Dawood y Suleman Dawood.
Finamente, es importante mencionar que, probablemente, los pasajeros del submarino murieron rápidamente, por lo que se descarta que hayan pasado las últimas horas de su vida en agonia.
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