Esta deformidad progresa lentamente, es decir, no aparece de un día para otro. Se inicia con la inclinación del dedo gordo que, con los años, modifica de manera gradual el ángulo de los huesos y va deformando el pie. En lugar de crecer en paralelo, los dedos gordos se inclinan hacia el resto.
Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de desarrollar juanetes porque es más probable que usen zapatos estrechos, ajustados y puntiagudos, que fuerzan el dedo gordo hacia adentro y ejercen una mayor presión el primer metatarsiano.
Uno de los factores que se asocia con la aparición de juanetes es la herencia de la estructura ósea. Aunque esta deformidad no es un defecto hereditario en sí, lo cierto es que sí viene favorecido por el tipo de pisada al andar, que depende de la morfología del cuerpo, que sí se hereda por los genes. Por lo tanto, no es el juanete lo que se hereda sino el tipo de pie.
Hay otros factores que se suman al riesgo de crecimiento de juanetes:
Lo más habitual es que un juanete provoque una inflamación de la articulación con enrojecimiento, sensibilidad y dolor. En los casos más graves, el dedo gordo puede extenderse por encima o debajo del segundo dedo, ejerciendo presión sobre este.
Si no se trata, un juanete puede causar otras afecciones como:
Además de estos síntomas, los juanetes se asocian con dificultad para caminar con normalidad o mover el dedo gordo del pie o la aparición de callos donde los dedos de los pies se frotan.
Debido a que esta articulación en la base del dedo gordo soporta gran parte del peso al caminar, los juanetes pueden causar un dolor intenso y constante. Además, la articulación puede volverse tan rígida y dolorida que incluso ponerse los zapatos puede llegar a ser un tormento.
Los aparatos ortopédicos y correctores no pueden corregir un juanete, recuerda la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos, hay muy pocos métodos que eviten la progresión de la deformidad. Las llamadas juaneteras no evitan la progresión y su uso produce dolor en muchas ocasiones.
Cuando este ya se ha desarrollado, la única solución es la cirugía. El tratamiento depende de la gravedad del dolor, el historial médico, la rapidez con la que progresa, etc.
La prevención es la mejor solución para los juanetes. La elección del calzado en este punto es fundamental. Los zapatos planos, con sujeción y suficiente ancho para los dedos son la mejor opción. También es aconsejable hacer ejercicios específicos en el caso que aparezcan los primeros síntomas de un juanete.
Puede ayudar, por ejemplo, andar un poco descalzo por casa porque activa los músculos de las articulaciones del dedo. Si, pese a todo, los juanetes aparecen, estos son permanentes a menos que se corrijan con cirugía, recomendable sobre todo cuando el dolor es intenso.
El objetivo no solo es aliviar el dolor sino también devolver el dedo a su posición correcta. Huesos, ligamentos, tendones y nervios son colocados en el orden correcto y desaparece el tan característico bulto. El mejor tratamiento lo valorará el podólogo.
M.Ch.