Han pasado más
de 80 años desde que murió el cantante de tango más famoso de todos los
tiempos, Carlos Gardel, y aún continúan las mismas discusiones sobre
su vida: ¿ era francés o uruguayo? ¿Era heterosexual o gay?
Incluso su muerte ha generado teorías conspirativas. Una
es que el accidente de avión que puso fin a su vida durante el despegue en el
aeródromo Olaya Herrera de Medellín, en Colombia, el 24 de junio de 1935, fue
causado en realidad por un tiroteo a bordo que mató o hirió accidentalmente al
piloto.
Otra es que ese piloto -Ernesto Samper Mendoza, quien
además era el dueño de la aerolínea SACO, que operaba ese vuelo- estaba
alcoholizado.
Incluso hay una versión que afirma que Samper Mendoza habría querido
hacer un vuelo intimidatorio pasando cerca de un avión de una empresa rival y
que la jugada le salió mal.
Pero ninguna de estas teorías han podido ser comprobadas
y por eso siempre ha prevalecido la explicación oficial: que fue una fuerte
ráfaga de viento la que desvió el avión de la pista y causó el choque con la
otra aeronave, que estaba estacionada a la distancia.
Sin embargo, por primera vez, ha surgido evidencia
científica que cuestiona esa conclusión de los peritos judiciales colombianos.
Guillermo Artana es un ingeniero mecánico
argentino, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Fluidodinámica de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires(UBA).
Artana le dijo a BBC Mundo que está
absolutamente seguro de que la teoría oficial está equivocada y que lo puede
probar.
El doctor en ingeniería de 55 años se empezó a interesar en el tango
cuando cumplió 40. Hoy tiene una foto del "Zorzal Criollo" en la
puerta de su despacho.
Seguramente sea esa admiración la que explique por qué el
científico pensó en Gardel cuando tuvo que preparar el contenido de una charla
para todo público en una escuela de Física.
"Quería buscar algún tema que pudiera interesarle a
todo el mundo y como mucha gente tiene temor a volar se me ocurrió explicar
cómo vuelan los aviones", cuenta.
"Fue entonces que me acordé del accidente de
Gardel".
Artana investigó los detalles de lo que había ocurrido y
se sorprendió al descubrir que era "casi imposible" que hubiera
pasado lo que sostenía el expediente oficial.
Las huellas que dejó el avión en su intento de despegue
mostraban que la aeronave se había desviado 90 metros del eje de la pista
cuando chocó.
Según los peritos, ese desvío había sido causado por
fuertes vientos de una intensidad de unos 10-15 metros por segundo.
Como buen ingeniero mecánico, Artana hizo un cálculo:
tomó el peso del avión, la velocidad de su trayecto y estimó qué efecto tendría
un viento de esa intensidad.
Su conclusión: "El viento no pudo haber desplazado
al avión fuera del eje de la pista más de 15 metros".
"Pensé que era un tema recontra estudiado", le
dijo a BBC Mundo, aclarando que los peritos de la época tenían las herramientas
suficientes como para al menos determinar el máximo rango de desvío que pudo
haber causado el viento.
Habiendo echado a tierra la explicación oficial, Artana
se puso a investigar cuál pudo haber sido la verdadera causa del accidente. Y
¿por qué se equivocaron los peritos que investigaron el hecho en 1935?
Miró más a fondo el expediente de la causa. Curiosamente,
pudo hacer toda su investigación sin poner un solo pie en Colombia: gracias a
una biografía sobre Gardel -leyó varias- se enteró de que había una copia del
archivo de la justicia colombiana en la Academia Porteña del Lunfardo, una
institución dedicada al tango, en Buenos Aires.
Tras analizar distintas hipótesis, concluyó que lo más
probable es que hubo problemas de motor, que el piloto no manejó bien.
Llegó a esa conclusión tras estudiar los detalles del
avión: un Ford Trimotor F 31 modelo 5-AT-B, que aún se utiliza en algunas
partes del mundo.
"Algunos dicen que estos aviones tienen problemas
con los motores en el despegue", explica.
Artana consiguió una copia del manual del avión
"para corroborar qué decía que se debía hacer en casos de fallas en el
despegue" y fue así que determinó que en realidad la responsabilidad
última por el accidente fue del piloto.