En un juicio inédito, la Justicia condenó hoy a un hombre de 25
años a prisión perpetua por homicidio agravado por odio de género y violencia,
en la primera condena por un travesticidio, por el crimen de Diana Sacayán.
La activista tenía 39 años y había coronado más
de dos décadas de militancia social consiguiendo la
sanción de la ley bonaerense de cupo laboral para ese colectivo, que se conoce
por su nombre y es única por sus características a nivel mundial, cuando fue
asesinada en octubre de 2015 de 13 puñaladas.
Otros hitos en la biografía de esta tucumana, que sólo pudo
superar en cuatro años la expectativa de vida promedio para el colectivo,
fueron ser ternada como Defensora del Pueblo en
2012 y electa secretaria mundial alterna trans de la Asociación Internacional
de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), en 2014, cargo que
ejercía al momento de su asesinato.
Sacayán había tenido una participación también decisiva para
la sanción de la Ley Nacional de Identidad de Género, en 2012, y fue
una de las primeras en obtener su DNI rectificado de
manos de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Su asesinato tiene un gran impacto sobre el colectivo
travesti, porque si bien todas las muertes son significativas no es un dato
menor que ella haya sido una defensora de nuestros derechos”, dijo su
hermano, Say Sacayán.
Diana
Sacayán nació en Tucumán el 31 de diciembre de 1975 en el seno de un
hogar de 15 hermanos marcado por la pobreza, que hizo que la
familia se mudase a la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere cuando
ella todavía era una niña.
Orgullosa descendiente del pueblo diaguita, asumió
su identidad trans a los 17 años y desde su adolescencia supo de detenciones y
persecuciones policiales por contravenir el Código de Faltas de la Provincia de
Buenos Aires, que criminalizaba al travestismo.
En
2012 Sacayán se convirtió en la primera persona trans en postularse como
Defensora del Pueblo -en este caso del Partido de La Matanza-, logrando
integrar la terna final que fue sometida a la votación de la Legislatura, donde
obtuvo un significativo número de votos.
También integró El Frente Nacional por la Ley de Identidad de
Género, que impulsó la sanción de esta norma única en el mundo porque no supone
requisito médico, jurídico o administrativo alguno para el cambio de nombre en
el DNI y la partida de nacimiento.
Además
formó parte del Programa de Diversidad Sexual del Inadi y en 2014 fue elegida
por dos años como secretaria alterna trans de ILGA.
Una de las banderas más importantes de su activismo fue el
acceso al trabajo para las personas trans.
En
ese camino su mayor logro fue que el proyecto de cupo laboral que ella misma
redactó y presentó en tres oportunidades en la Legislatura bonaerense -que pasó
a la historia como la Ley Diana Sacayán-
fuera finalmente aprobado el 17 de septiembre de 2015, menos de un mes antes de
su asesinato.
La norma estableció que al menos el 1% de los puestos de trabajo
del sector público deben estar ocupados por “personas travestis, transexuales y
transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo”.